Mundo. – El movimiento 4B, originado en Corea del Sur, ha ganado fuerza tras la victoria electoral de Donald Trump, impulsado por el creciente descontento de las mujeres ante la violencia de género, la brecha salarial y el acoso sexual.
Las 4 «B» representan el rechazo a cuatro aspectos de la vida heterosexual: el matrimonio (bihon), la maternidad (bichulsan), las citas con hombres (biyeonae) y las relaciones sexuales heterosexuales (bisekseu). Este movimiento refleja el hartazgo de muchas mujeres que, al igual que en huelgas sexuales históricas como la de Lisístrata, buscan tomar control de su autonomía corporal en un contexto de violencia sistémica y desigualdad.
El auge del 4B ha estado vinculado con el temor al impacto de las políticas de Trump sobre los derechos de las mujeres. Diversas figuras públicas, como la cantante Janelle Monáe, ya habían propuesto huelgas sexuales como forma de protesta ante situaciones de opresión de género. Mientras algunos ven en este movimiento una llamada de atención sobre la desigualdad sexual, otros critican que estas huelgas perpetúan la opresión y los estereotipos de género.
Expertos como Noemí Casquet y Júlia Salander defienden que el objetivo del 4B es visibilizar los problemas en las relaciones sexuales heterosexuales, donde las mujeres a menudo están subordinadas al placer masculino. A través de estas acciones, el movimiento busca que las mujeres prioricen su deseo y autonomía, poniendo en cuestión el sistema patriarcal y la normalización de la violencia sexual.