Fotografía/EFE
Australia. – Lucía Marín, la primera española en debutar como directora de orquesta clásica en Australia, estrenará este viernes Lucia di Lammermoor en la ciudad de Adelaida. Con 42 años y un sólido recorrido en importantes orquestas, Marín se ha propuesto destacar el «carácter feminista» y «revolucionario» de la obra de Gaetano Donizetti, que será interpretada por la Adelaide Symphony Orchestra y el State Opera Chorus.
Marín, quien dirige una producción de Laura Hansford protagonizada por la soprano Emma Pearson, se muestra orgullosa de poder presentar esta ópera en un contexto tan lejano a su España natal. En una entrevista con EFE, explicó cómo aborda la compleja trama de Lucia di Lammermoor, que presenta la lucha interna de la protagonista entre el amor y la lealtad familiar, llevando a la joven a cometer un asesinato tras su boda.
Según Marín, Donizetti no presenta a Lucía como una «asesina», sino que pone en valor su situación, mostrando a la protagonista como víctima de las circunstancias sociales y familiares. La directora considera que la obra refleja una postura feminista al retratar a Lucía como una mujer que desafía los límites de su fortaleza mental y física en su búsqueda de libertad, un tema que resuena con las luchas de las mujeres libres, a menudo tildadas de «locas».
Además, Marín plantea una interpretación única de la escena del asesinato, pidiendo a la soprano Emma Pearson que la cante «como si fuera libre», lo que refleja su visión de la ópera como una obra de empoderamiento femenino. Para la directora, su enfoque va más allá del feminismo, ya que busca transformar el mundo a través de la música, un lenguaje universal que une a las personas.
La ópera, que será presentada por primera vez en 30 años por la State Opera South Australia, marca un hito en la carrera de Marín, una de las pocas mujeres en el mundo en ocupar el cargo de directora de orquesta. Además, resalta el fuerte lazo que ha formado con el equipo de la ópera y los habitantes de Adelaida, una ciudad que le resulta «muy acogedora». Para Marín, este viaje de más de 15.800 kilómetros desde España ha sido una experiencia única, casi como «ir a la luna».