Mundo. – Uno de los datos más interesantes del feminismo moderno es el auge del feminismo interseccional, un enfoque que considera cómo las diversas identidades sociales, como raza, clase, orientación sexual y discapacidad, se entrelazan y afectan la experiencia de la opresión. Este enfoque fue popularizado por la académica Kimberlé Crenshaw en los años 80 y ha ganado relevancia en las últimas décadas.
El feminismo interseccional busca no solo abordar la desigualdad de género, sino también reconocer cómo diferentes formas de discriminación se superponen. Esto ha llevado a una mayor inclusión en los movimientos feministas, donde se hace hincapié en la voz de mujeres de diversas etnias, clases sociales y contextos, resaltando la importancia de una lucha colectiva por la justicia social.
Este enfoque ha influido en campañas globales, como el movimiento #MeToo y la lucha por los derechos reproductivos, promoviendo un diálogo más amplio sobre los desafíos únicos que enfrentan las mujeres en diferentes contextos. El feminismo interseccional está redefiniendo el activismo y ampliando la comprensión de la igualdad en el siglo XXI.