Morelia, Michoacán.- La historia de hoy es parte de la vida de Don Ezequiel, quien nos comparte lo que fue para él salir su pueblo de origen llegando a la ciudad y el practicar el oficio de la construcción desde hace ya 43 años.
Cada persona tiene una historia que contar, de dónde venimos, quiénes somos, qué hacemos y a dónde queremos ir. Don Ezequiel, de 61 años de edad, nos comparte su historia al salir de su lugar de orígen, el adaptarse a la ciudad y llevar a cabo la profesión que realiza, la construcción.
El señor Ezequiel es una persona que se levanta todos los días a las 5:30 de la mañana para poder llegar temprano a su trabajo, en el que lleva 43 años ejerciendo, pues fue a la edad de 18 años que entró a la construcción apoyando en la obra siendo lo que conocía en ese momento “es lo que es más fácil, es pesado pero no tenemos otra preparación” compartió.
“El oficio se va aprendiendo a través de estar con los que saben un poquito más”, nos dijo sobre cómo fue para él aprender el trabajo, “siempre hay alguien que sabe más en este caso es el responsable, y más a algo que sepa uno, con práctica” y como todo, tuvo sus retos, “Lo más complicado para mí fue acomodar tabíque, aplanar, poner fina o estuco porque son materiales que ya te llevan a un acabado, y tienes que perfeccionar (…) buscar la forma en que se avienta un tabique cómo se hace una mezcla, pero uno va poco a poco aprendiendo, hasta eso se tiene uno que enseñar, a manejar la pala”.
El tercero de seis hermanos donde tres de ellos llevan a cabo la misma profesión e hijo de un hombre que se dedica al campo mediante la siembra de maíz y la lenteja en su natal Petatillo, dentro de Xilitla, San Luis Potosí del que añora “el café, las tortillas de comal, la salsa, los frijoles es lo que extraño, el convivir con la gente”.
Fue en el año de 2003, a la edad de 40 años aproximadamente, que don Ezequiel llegó a la ciudad de Morelia donde conoció a su esposa, con quien actualmente tiene dos hijos y en donde lleva a cabo su profesión. Aquí en la ciudad ha tenido que acostumbrarse a modos y personas diferentes a donde creció “La gente de acá de Morelia es diferente, por ejemplo, cuando hay alguna necesidad allá la gente aporta y en la ciudad es bastante diferente, nuestro pensamiento es más individualista, se piensa nada más en sí. Aunque siempre hay gente buena de gran corazón que cuando ven alguna necesidad se quitan la camisa por ti”.
Ezequiel aunque lejos de su tierra natal, ha ido acostumbrándose al ritmo de la ciudad y la forma en que aquí se vive “el entender a la gente nos hace partícipes de toda la humanidad, poder encajar, porque Dios nos hizo diferentes y esa diferencia hace que la vida sea más placentera”.
Para don Ezequiel, es importante realizar actividades fuera del trabajo,a él le gusta participar en el coro de la iglesia y asistir a AA, de las que comparte le han ayudado a cambiar. Después del trabajo, suele llegar a comer y descansar, además de disfrutar del riego de las plantas. Nos menciona que siempre es importante conocer otras cosas, a él le gustaría aprender carpintería y plomería, tal vez estas actividades incluso las podría aplicar en su trabajo y que para él es importante seguir aprendiendo.
Reconocer el trabajo que realiza cada persona es parte de crecer y de ver la importancia de cada persona tiene, pensando en ello, se le preguntó al señor Ezequiel qué siente al ver algún trabajo en el que haya estado, alguna casa en la que haya trabajado y ahora pueda ser un hogar para una familia, qué significa para él el construir “Me da gusto, el haber participado es un placer para mi, es un orgullo porque a veces te sientes menos por tu baja autoestima, más sin embargo, es algo que te enorgullece en algún momento por haber participado”.