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Michoacán. – Los criptojudíos sefaradim españoles y portugueses, entre los siglos XVII y XVIII, se asentaron en un valle, a 2000 metros de altura, en un rincón de la sierra, rodeado de lagos y bosques, lejos de la Ciudad de México.
“Villa colonial de Cotija de la paz”, o llamado Cotija, para aquellos habitantes, representó un refugio para vivir en “paz”.
Único lugar del país con evidencia de su antepasado judío converso sefaradí: fue fundado por judíos donde se asentaron y fabricaron el conocido “queso cotija”.
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“Los judíos se asentaron en la región a principios del siglo XVIII, y como venían huyendo de la Inquisición, buscaban establecerse en lugares pocos visibles; para ello esta zona era un escondite perfecto. Estos pueblos fueron conformados por personas de origen judío”, dijo el historiador Luis González y González, nacido en esa región.
Aunque, la gente que descienden de estas familias, no parece tener mucho interés en el tema.
Fuente Enlacejudio.