Yetlanezi F. Almazán
Dentro de las casas de Santa Fe de la Laguna, Michoacán, las ofrendas se hacen con el dolor reciente, latente, pero transmutado en flores, cantos y comunidad.
El día de muertos en el pueblo de Santa Fe de la Laguna, Michoacán, honra principalmente a los muertos que se fueron de manera reciente. Con altares gigantescos y llenos de flores, las familias abren sus puertas para que todos los que conocieron al difunto o la difunta puedan ir a saludarle y ofrendarle algo. Porque, eso sí, aquí las ofrendas se construyen entre todos.
Llevar algo para la ofrenda como pan, veladoras o frutas no solo es símbolo de respeto para el muerto o la muerta, sino para la familia que está abriendo sus puertas a los visitantes. Asimismo, el recibir la comida y la bebida que los anfitriones le pueden ofrecer es una regla de etiqueta que en este pueblo purépecha no se puede romper. Sea pozole, chocolate, aguardiente, pan o atole, es necesario aceptarlo y consumirlo para no entrar en posibles descontentos.
Las ofrendas crecen mientras los visitantes llegan y dejan sus regalos para los y las muertas. / Foto: ME Editorial
El día 31 de octubre es para recibir a los ‘angelitos’, aquellos niños y niñas que murieron recientemente. Por otra parte, el 1 de noviembre se recibe a los muertos adultos. En ambas noches las familias se juntan para que los seres queridos, los padrinos y las madrinas del muerto puedan ir a visitarlo y agregar algo a la ofrenda que, mientras llegan y se van las visitas, se va haciendo más grandes.
Santa Fe de la Laguna se hizo conocido a nivel mundial gracias a la película Coco y, aunque sigue sin ser tan visitado como Pátzcuaro, Tzintzuntzan o Tzurumútaro, su tradición es cada vez más conocida. A lo largo de estas noches de duelo y celebración se pueden escuchar cantos católicos, alabanzas y pirekuas, lo que nos demuestra cómo el rito está permeado de un sincretismo cultural que solo se hace más fuerte mientras el rito se pasa de generación en generación.
A pesar de lo anteriormente dicho, es importante que quien vaya a este lugar recuerde que estas ofrendas y ritos no son de carácter turístico o lúdico. La familia está expresando su dolor por una muerte que pudo haber ocurrido unos meses, semanas o días antes. Somos nosotros, como viajeros y observadores de lo que sucede, quienes tenemos que acomodarnos y adaptarnos a las reglas de esta tradición. Así que no hay que olvidar llevar siempre algo para las ofrendas que queramos ver y pedir permiso a la familia antes de entrar en su hogar.
Así se adornó una de las entradas y salidas al pueblo de Santa Fe de la Laguna durante las festividades del 2021. / Foto: ME Editorial